LA BARONESA LIBRERIA

Dice Cometierra:

«Me acosté en el suelo, sin abrir los ojos. Había aprendido que de esa oscuridad nacían formas. Traté de verlas y de no pensar en nada más, ni siquiera en el dolor que me llegaba desde la panza. Nada, salvo un brillo que miré con toda atención hasta que se transformó en dos ojos negros. Y de a poco, como si la hubiera fabricado la noche, vi la cara de María, los hombros, el pelo que nacía de la oscuridad más profunda que había visto en mi vida».

Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a Cometierra le tocó uno que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio en donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres. En la persecución de la verdad, en el descubrimiento del amor, en el cuidado entre hermanos, Cometierra buscará su propio camino.


Dolores Reyes ha escrito una primera novela terrible y luminosa, lírica, dulce y brutal, narrada con una voz que nos conmueve desde la primera página.

 

Con un lenguaje profundamente poético al tiempo que visceral, Cometierra camina al filo de la huella de autores fundamentales como Juan Rulfo y Sara Gallardo, y reinventa con brillo propio y una voz singular el universo del conurbano bonaerense.

Selva Almada

El lirismo áspero y sensible de Dolores Reyes te explota en las manos, lectora, lector. La novela negra argentina, la novela a secas, mejor dicho, tiene a la heroína que nos estaba haciendo falta, una a la que la tierra le habla en la llanura envenenada, y tiene, también, una prosa que brilla. Con Cometierra, Reyes reina.

Gabriela Cabezón Cámara

Si en el Inconsciente (¿en la escritura?) no hay principio de contradicción, tampoco puede existir diferencia entre vivos y muertos. Cometierra se pone en ese borde, descarada y salvaje y llena de un poderoso lirismo que logra una operación mayor: renovar la voz del coro con gran destreza y sensibilidad. Dolores Reyes es su corifeo, Cometierra: una novela entrañable que lo tiene todo.

Julián López

Cometierra, Dolores Reyes

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Dice Cometierra:

«Me acosté en el suelo, sin abrir los ojos. Había aprendido que de esa oscuridad nacían formas. Traté de verlas y de no pensar en nada más, ni siquiera en el dolor que me llegaba desde la panza. Nada, salvo un brillo que miré con toda atención hasta que se transformó en dos ojos negros. Y de a poco, como si la hubiera fabricado la noche, vi la cara de María, los hombros, el pelo que nacía de la oscuridad más profunda que había visto en mi vida».

Cuando era chica, Cometierra tragó tierra y supo en una visión que su papá había matado a golpes a su mamá. Esa fue solo la primera de las visiones. Nacer con un don implica una responsabilidad hacia los otros y a Cometierra le tocó uno que hace su vida doblemente difícil, porque vive en un barrio en donde la violencia, el desamparo y la injusticia brotan en cada rincón y porque allí las principales víctimas son las mujeres. En la persecución de la verdad, en el descubrimiento del amor, en el cuidado entre hermanos, Cometierra buscará su propio camino.


Dolores Reyes ha escrito una primera novela terrible y luminosa, lírica, dulce y brutal, narrada con una voz que nos conmueve desde la primera página.

 

Con un lenguaje profundamente poético al tiempo que visceral, Cometierra camina al filo de la huella de autores fundamentales como Juan Rulfo y Sara Gallardo, y reinventa con brillo propio y una voz singular el universo del conurbano bonaerense.

Selva Almada

El lirismo áspero y sensible de Dolores Reyes te explota en las manos, lectora, lector. La novela negra argentina, la novela a secas, mejor dicho, tiene a la heroína que nos estaba haciendo falta, una a la que la tierra le habla en la llanura envenenada, y tiene, también, una prosa que brilla. Con Cometierra, Reyes reina.

Gabriela Cabezón Cámara

Si en el Inconsciente (¿en la escritura?) no hay principio de contradicción, tampoco puede existir diferencia entre vivos y muertos. Cometierra se pone en ese borde, descarada y salvaje y llena de un poderoso lirismo que logra una operación mayor: renovar la voz del coro con gran destreza y sensibilidad. Dolores Reyes es su corifeo, Cometierra: una novela entrañable que lo tiene todo.

Julián López

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