LA BARONESA LIBRERIA
Las socializadas mujeres saben que hay un disciplinamiento detrás del pedido “no hagas tanta historia”, “dejá de hacer historias por cualquier cosa”… En un gesto rebelde, Stengers y Despret hacen historias, reúnen fragmentos de experiencias y saberes que la masculinidad desdeña (siempre ocupada por La Verdad) y descubren un yacimiento, una técnica, una epistemología y un camino. Preguntan ¿Quiénes somos nosotras? ¿Qué le hicimos al pensamiento cuando ingresamos a la universidad? ¿Le hicimos algo? ¿Qué le podemos hacer? ¿Cómo hacemos? ¿Cómo podríamos hacerlo mejor? ¿Fuimos sumisas?
Las dos autoras apelan a la construcción de un nosotras, escriben cartas a otras universitarias y producen una narrativa común contemplando acuerdos y diferencias. Por eso este es un libro cuya segunda parte está escrita en colaboración explresa con Francoise Balibar, Bernardette Bensaude-Vincent, Laurence Bouquiaux, Barbara Cassin, Mona Chollet, Émilie Hache, Francoise Sironi, Marcelle Strootbants, Benedikte Zitouni.
Dice Dora Barrancos en el prólogo: “Es un texto deslumbrante, pero también incómodo, difícil pues sacude la modorra, lanzado como una retomada de otro igualmente deslumbrante e incómodo, el “Tres guineas” de Virginia Woolf, un antecedente precoz – admirable por sus enunciados precursores–, de la toma de posición anti patriarcal dirigida centralmente a conmover la conciencia de las mujeres
Si hay algo que ha caracterizado a la crítica feminista del último cincuentenario es su vigorosa marca cuestionadora – la invención de numerosas canteras teóricas y políticas- pero, como tiende a advertir este poliglósico libro a las mujeres que se ganan la vida como profesoras universitarias, como investigadoras científicas, como oficiantes de saberes especializados, hay que poner atención a las inocencias, a las cooptaciones”
Las socializadas mujeres saben que hay un disciplinamiento detrás del pedido “no hagas tanta historia”, “dejá de hacer historias por cualquier cosa”… En un gesto rebelde, Stengers y Despret hacen historias, reúnen fragmentos de experiencias y saberes que la masculinidad desdeña (siempre ocupada por La Verdad) y descubren un yacimiento, una técnica, una epistemología y un camino. Preguntan ¿Quiénes somos nosotras? ¿Qué le hicimos al pensamiento cuando ingresamos a la universidad? ¿Le hicimos algo? ¿Qué le podemos hacer? ¿Cómo hacemos? ¿Cómo podríamos hacerlo mejor? ¿Fuimos sumisas?
Las dos autoras apelan a la construcción de un nosotras, escriben cartas a otras universitarias y producen una narrativa común contemplando acuerdos y diferencias. Por eso este es un libro cuya segunda parte está escrita en colaboración explresa con Francoise Balibar, Bernardette Bensaude-Vincent, Laurence Bouquiaux, Barbara Cassin, Mona Chollet, Émilie Hache, Francoise Sironi, Marcelle Strootbants, Benedikte Zitouni.
Dice Dora Barrancos en el prólogo: “Es un texto deslumbrante, pero también incómodo, difícil pues sacude la modorra, lanzado como una retomada de otro igualmente deslumbrante e incómodo, el “Tres guineas” de Virginia Woolf, un antecedente precoz – admirable por sus enunciados precursores–, de la toma de posición anti patriarcal dirigida centralmente a conmover la conciencia de las mujeres
Si hay algo que ha caracterizado a la crítica feminista del último cincuentenario es su vigorosa marca cuestionadora – la invención de numerosas canteras teóricas y políticas- pero, como tiende a advertir este poliglósico libro a las mujeres que se ganan la vida como profesoras universitarias, como investigadoras científicas, como oficiantes de saberes especializados, hay que poner atención a las inocencias, a las cooptaciones”